miércoles, 21 de mayo de 2014

El Otro. ¿Quién es Juan?

Después de que se nos fue asignado el compañero, tuve la oportunidad de compartir varias horas con él. Al descubrir que vivimos a 5 cuadras, desde el primer día mantuvimos una conversación fluida y no tardamos en darnos cuenta de la característica más evidente de la relación: somos totalmente diferentes. 


No nos gusta lo mismo, no nos interesan las mismas cosas, no queremos llegar al mismo lugar, incluso rozamos lo opuesto. Si le gusta el deporte, a mi no; si me gustan las casas viejas, le gustan los departamentos modernos; si es fanático de los autos, yo los veo todos parecidos; si pongo música dice que es depresiva; si le interesa vestirse bien, yo no conozco las marcas que me nombra.




Por suerte no nos costó comunicarnos. Rápidamente supe sus actividades, una visión general de la relación que mantenía con los miembros de su familia, como se consideraba a él mismo, que pensaba de los demás. No le cuesta hablar y a mi no me cuesta preguntar.
Lo que más me gusta de este trabajo es que me incita a llevar al extremo cosas que ya disfruto en la vida cotidiana. Analizar a la otra persona, tratar de sacarle la esencia, sintetizarlo en una sensación, en un objeto, en un color, en un cuadro. Me excusa y me hace llevarlo más lejos. Puedo llamar por teléfono a su mejor amigo, puedo interrogarlo con descaro, puedo robar su imagen.


¿Quién es Juan? La forma de pararse, de hablar, de comer, de manejar, de decidir, de tratar a las mujeres, de juzgar a sus pares, de hablar de sus afectos, de construir la belleza en si mismo, de reaccionar ante una situación. Es una bola de nieve cayendo que se hace cada vez más grande. Espero alcanzarla con la cámara.

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